Ir al contenido principal

Entradas

Destacado

Mi ramo no marchito

  ¿Tirarlo? No. Por vencida, jamás. El olor a podrido viene de algún lugar más.  TIENE  que venir de algún lugar más.  Aprieto fuertemente contra mi cara los pétalos grises del hermoso ramo de flores violetas,  que algún día fue un hermoso ramo de flores violetas . Unos minutos después, escondo entre sollozos los pedacitos desgarrados que se me escurren por los dedos, abajo del perfectamente entero  mantel celeste que me regala la imagen especular de bienestar.  ¿Cúan inevitable es el instante de resequedad de la punta de la hoja? ¿de su contorno? ¿y del cuerpo entero? Con el tiempo, nuestro irritante descuido, nuestro darle la espalda con la frente bien alta a un grito ahogado que pide agua, agua limpia.  Desde la sugerencia, debería darle, abrazarle con amor e imperativamente no le doy una mierda. Sinceramente, nosé si me queda tal cantidad en el fondo del bolsillo. Dudo me entre el maremoto que los tallos necesitan para enverdecer su sangre.  Por supuesto que sí, traté de mejorar el

Últimas entradas

Pecho azul

Josefina escucha la armonía de la lluvia

Relojero de invierno

El arquitecto

Como dormir a una Bailarina

Incesante tironeo

Gateando

La nada, el antes y el todo.

Un instante de creación: El Sol y La Luna

Falsos recuerdos de verdaderas fantasías